En otras palabras, se refiere a la cantidad de agua que se necesita para producir alimentos, textiles, energía, etc. y que no siempre es visible en el producto final.
La huella hídrica incluye tanto el agua directamente utilizada (por ejemplo, para regar cultivos o para el consumo humano) como el agua indirectamente utilizada (por ejemplo, en la producción de insumos utilizados en la cadena de producción).
Reducir la huella hídrica es importante porque el agua dulce es un recurso limitado y esencial para la vida, y su uso excesivo puede tener impactos negativos en el medio ambiente y en las comunidades que dependen de él. Además, el cambio climático y el crecimiento poblacional hacen que la gestión del agua sea cada vez más crítica.
A continuación, presentamos algunas medidas para reducir la huella hídrica:
Es importante recordar que la reducción de la huella hídrica no solo tiene beneficios para el medio ambiente, sino que también puede generar ahorros económicos a nivel individual y empresarial. Además, la gestión sostenible del agua es fundamental para asegurar su disponibilidad en el futuro.
En conclusión, la huella hídrica es un indicador importante para medir el impacto del uso del agua en la producción de bienes y servicios. Reducir la huella hídrica es esencial para la gestión sostenible del agua y puede lograrse mediante medidas como el ahorro de agua en el hogar, el consumo responsable, el uso de tecnologías eficientes, la agricultura sostenible y el tratamiento de aguas residuales.